Cómo responder al fenómeno migratorio
Por Tatiana Brofft, Ana Macouzet y Marcela Valdivia
Julio 2019
El ascenso político de Donald Trump ha cimbrado la relación entre Estados Unidos y México. El objetivo del presidente Trump de limitar al máximo la inmigración a ese país es una de las principales fuentes de tensión. Por más de un año, su interés en alcanzar un acuerdo de tercer país seguro ha sido un elefante blanco en la relación bilateral. Tanto el gobierno de Enrique Peña Nieto como el de Andrés Manuel López Obrador manejaron las conversaciones en torno a este tema con secrecía, pero presuntas filtraciones a Político y The Washington Post en mayo y julio de 2018 lo colocaron en la agenda pública. Las notas periodísticas desataron la oposición de líderes de opinión, así como la de organizaciones de derechos humanos y protección a migrantes.
Ante las recientes amenazas estadounidenses de imponer aranceles a las importaciones mexicanas, México acordó que en 90 días disminuiría la migración mediante el reforzamiento del control migratorio. De no ser exitoso, México se comprometió a considerar un acuerdo de tercer país seguro, evidenciando que había sido acorralado hacia lo que hasta entonces había calificado como inaceptable.